Por Giselle Rodríguez Escofet
En un entorno altamente competitivo, dominado por el cambio como única constante, las necesidades de los clientes no pueden ser satisfechas con soluciones rutinarias.
Las nuevas tendencias, apuntan hacia mercados polarizados, drásticamente diferentes, donde los consumidores se mueven hacia nuevos modelos de consumo. Van dejando de lado las marcas del medio, estándares y poco diferenciadas, para migrar hacia marcas Premium, complejas y sofisticadas, o hacia marcas de bajo costo, simples y accesibles según su necesidad o estilo de vida.
¿Qué puede marcar la diferencia para que estos clientes, cada vez más informados, y con un profuso número de opciones a nivel global, escojan un producto o servicio sobre la competencia? Probablemente esto lo defina su “necesidad”.
¿Qué pueden hacer las empresas para mantener su liderazgo, crecer o simplemente permanecer en el mercado? Sería lógico considerar el seguir a estos “clientes” y a sus “necesidades”.
Muchas organizaciones piensan en el recurso de la tecnología como herramienta de innovación en momentos de crisis o de voraz competencia. Sin embargo, la tecnología resuelve problemas, pero no crea soluciones. Si bien facilita los procesos, no los inicia, formula o lidera.
Creer que un sistema ERP resolverá los problemas administrativos de una empresa o que un nuevo portal Web incrementará por si solo las ventas, es una percepción muy vaga del complejo y convulso entorno comercial actual.
¿Qué empresa no quisiera vivir la experiencia de marcas como 7Eleven, Nespresso, o Starbucks? Verdaderos líderes del mercado, que lograron innovar, reinventando exitosamente su modelo de negocio, siguiendo las necesidades de sus clientes y creando propuestas de valor realmente originales. Estas empresas apuntaron hacia una innovación diferenciada, ofreciendo mucho más, en lugar que más de lo mismo.
La nueva apuesta empresarial, fija la atención en las personas a través de un método racional de innovación, que busca identificar necesidades antes que productos, y proponer soluciones a esas necesidades de una forma tecnológicamente factible y comercialmente viable.
Inicia desde el punto de vista del cliente, como generador de necesidades, que más tarde se puedan traducir en soluciones novedosas, diseñadas a partir de la observación y seguimiento a ese cliente.
Hablamos de innovar a partir de:
- Conocer al usuario, sus gustos, preferencias, necesidades y estilos de vida, antes de enfocarnos en el diseño y las características de un producto que entendemos ellos demandarán, gustarán o necesitarán.
- Empatizar y conectar con el cliente, antes que atiborrarlo de publicidad para convencerlo de que necesita nuestro producto o tratar de generar en él la necesidad.
- Identificar el tipo de usuario para el cual deseamos resolver una necesidad, en lugar de crear soluciones genéricas o innovaciones commodities.
- Crear soluciones originales en base a las reacciones de los clientes frente a nuestra propuesta piloto o prototipo. Probablemente se necesitarán muchas ideas y muchas pruebas antes de encontrar la solución que podamos convertir en nuestra innovación pionera.
La innovación infiere un cambio, el desplazamiento de una cosa y su reposición creativa o disruptiva, en un espacio colaborativo, a través del cual puedan identificarse los nuevos desafíos, oportunidades y finalmente las necesidades que proporcionen un nicho a nuestra propuesta.
Pensar fuera de la caja, la creación de equipos creativos, la formación en la innovación y el liderazgo centrado en las personas, son algunas de las nuevas tendencias que están dictando la pauta de la estrategia empresarial vanguardista. Ofrecer mucho más, en lugar que más de lo mismo, puede hacer la diferencia y movernos al éxito más allá de la rutinaria y tradicional innovación commodity.
¿Buscas verdadera innovación? Busca en las personas…
